Encuentro con la mujer de negro

Antonio abría la puerta de la iglesia para irse al convento. Llovía. Una mujer vestida de negro, bajo un paraguas negro, subía la escalera del templo. Al Santo le parecía conocida aquella cara y la esperó en el rellano.

Encuentro con la mujer de negro

La mujer se adelantó a Antonio. Tomó las manos entre las suyas y le dijo: “¡Dios mío! ¿No sabe? ¿Se me han matado en un accidente mi marido y mis dos hijos!”. Antonio miró aquella cara llena de miedo. Por ella corrían dos lágrimas como huyendo de aquellos dos ojos de mujer. El Santo apretó aquellas dos manos frías de lluvia y soledad. Sólo acertó a decirle: “¡Pasa al templo! ¡Pídele a Cristo su mano! ¡Él también supo lo que es llorar!”.
 
Camino del convento, Antonio no podía borrar de su retina aquellas dos lágrimas de mujer. Intentó mirar la lágrima dentro de la misma lágrima queriendo saber lo que era hasta que ella misma hablara, tal vez intentando borrar la noticia que le empezaba a doler. 
 
¡Lágrima! Decía: ¡El sentimiento roto que huye por los ojos hasta creerse llanto!
¡Lágrima! La moneda que pagan los ojos para mostrar el dolor que se lleva dentro. 
¡Lágrima! Es la palabra triste que solamente los ojos pueden escribir en relieve sobre la cara del hombre.
¡Lágrima! El lazarillo que lleva al dolor caminando hasta salir de los ojos.
¡Lágrima! El portero que avisa que dentro del hombre vive un dolor.
¡Lágrima! El rocío que la noche de una pena va dejando caer hasta los ojos para verla.
 
Si el nenúfar es la risa sobre la cara del agua…, la lágrima es el nenúfar triste sobre la cara del hombre. Lágrima y hombre nacieron juntos sin saber por qué. Más tarde la vida enseñará al hombre el porqué de la lágrima.
 
Así iba pensando Antonio para unir la pena de la mujer a su llanto. Y cuando ya estaba lejos repitió la frase:  -¡Mujer! ¡Pídele a Cristo su mano! ¡Él también supo lo que es llorar!"

Fr. José Martínez de la Torre, OFMCap

Otros contenidos

Florecilla antoniana

Florecilla antoniana

En los claustros silenciosos de la abadía de Limoges está paseando fray Antonio. Calada la capucha, las manos recogidas, los ojos en el suelo y el corazón en el cielo. Por las amplias arcadas góticas penetra a torrentes la luz del sol. En el jardín se oye el cantar festivo de los jilgueros y el piar estridente de los gorriones. Un surtidor acompaña con su música monótona el original concierto.

Más info
No quiero que me digas

No quiero que me digas

Poema del P. Fermín de Mieza en tiempo de confinamiento

Más info
Abril de Resurrección

Abril de Resurrección

Resurrección y abril forman una dupla casi inseparable en nuestro imaginario social cristiano. Representan la vida en toda su pujanza, aunque reconociendo que no todas las flores de primaverales llegan a permutar en frutos estivales y no todos los propósitos de la Pascua ...

Más info
1º Concurso de Relatos. Los milagros de san Antonio

1º Concurso de Relatos. Los milagros de san Antonio

Te proponemos realizar un relato ficticio y creativo en el que puedas compaginar tu amor por el Santo de Padua con la pasión por escribir.

Más info