San Antonio y los peces

Los pececillos, sacando sus cabecitas del agua, le escuchaban, como si les hablara en su propio lenguaje, como si fuera otro fresco de Giotto.

San Antonio y los peces

Giotto fue un pintor irrepetible para un santo irrepetible: Francisco de Asís (el Cristo de la Edad Media). Así se le llamó. Giotto nos dejó un fresco imponente, donde el Poverello de Asís está vestido con el hábito que más tarde será el distintivo del franciscano. 

En el fresco del pintor aparece un árbol frondoso. A su sombra, Francisco de pie hablando a los pajarillos … todos en el suelo, mirándole como a un amigo. Les explica el Evangelio por considerarlos “criaturas de la creación, dignas de escuchar la Palabra de Dios”.

La tradición nos pinta un cuadro similar del Santo de Padua. Aquella tarde San Antonio había ido a Rímini a predicar a los hombres. A la llegada del Santo los jefes dan la orden de boicotear al Santo en iglesias y plazas de la ciudad que están en manos de los herejes. 


Antonio, triste, sale de la ciudad caminando hasta llegar al lugar en que la Marecchia desemboca en el Adriático. Acercándose a mar comienza a llamar a un auditorio distinto, original: “venid vosotros, peces, a escuchar la Palabra de Dios, ya que los hombres no se dignan hacerlo”.

Los pececillos, sacando sus cabecitas del agua, le escuchaban, como si les hablara en su propio lenguaje, como si fuera otro fresco de Giotto. San Antonio bendijo a los pececillos y se fueron retozando de alegría, saltando sobre el agua

Al día siguiente los herejes, al enterarse, pidieron al Santo de Padua, que les instruyese en ese Dios por quien los peces habían llegado a la orilla, para oír su palabra.

José Martínez de la Torre, OFMCap

Otros contenidos

Florecilla antoniana

Florecilla antoniana

En los claustros silenciosos de la abadía de Limoges está paseando fray Antonio. Calada la capucha, las manos recogidas, los ojos en el suelo y el corazón en el cielo. Por las amplias arcadas góticas penetra a torrentes la luz del sol. En el jardín se oye el cantar festivo de los jilgueros y el piar estridente de los gorriones. Un surtidor acompaña con su música monótona el original concierto.

Más info
No quiero que me digas

No quiero que me digas

Poema del P. Fermín de Mieza en tiempo de confinamiento

Más info
Abril de Resurrección

Abril de Resurrección

Resurrección y abril forman una dupla casi inseparable en nuestro imaginario social cristiano. Representan la vida en toda su pujanza, aunque reconociendo que no todas las flores de primaverales llegan a permutar en frutos estivales y no todos los propósitos de la Pascua ...

Más info
1º Concurso de Relatos. Los milagros de san Antonio

1º Concurso de Relatos. Los milagros de san Antonio

Te proponemos realizar un relato ficticio y creativo en el que puedas compaginar tu amor por el Santo de Padua con la pasión por escribir.

Más info